Paseando por las montanas

El sabado por la noche tomamos el tren nocturno hasta Lao Cai en la frontera con China y llegamos a primera hora de la manana despues de un viaje acpetablemente comodo aun a pesar de las muestras de agotamiento que mostraba el tren que no hacia mas que crugir y resoplar en cada curva. Lao Cai es, como casi todas las ciudades fronterizas un sitio espantosamente feo pero de hai teniamos que salir hacia el mercado dominical de Bac Ha que esta a unas tres horas en coche de alli.

El camino hacia Bac Ha podria llamarse sendero en el mejor de los casos. Tuvimos que bajarnos del tranporte un parade veces para vadear rios o sortear barrizales del tamano de campos de futbol y que la fregoneta no se quedase encallada. Afortunadamente el tiempo en las montanas es mucho mas soortable y no hace el calor de Hanoi.

El mercado de Bac Ha es dificil de ser descrito con palabras. Centenares de hombres y mujeres H'mong (una de las etnias de las montanas) bajan al pueblo desde sus asentamientos en las montanas para comprar bufalos, gallinas, perros, tabaco, telas o utensilios de uso cotidiano. Las mujeres vocean su mercancia vestidas todas con trajes tipicos mientras los hombres se aremolinan bebiendo vino de arroz. Las mujeres llevan a sus bebes en capazos a la espalda y apenas hablan vietnamita. Son una de las ultimas etnias con costumbres y lenguaje marcadamente autoctonos que quedan en Asia y estar alli es todo un acontecimiento. Se dejan hacer fotos no sin cierta timidez y creo que jamas he visto tantos gestos y rosros que fotografiar.

El camino de regreso, con el conductor poniendo una y otra vez una cinta de Boney M a toda pastilla se hace pesado pero al anochecer llegamos a Sapa. Por el camino hemos coincidido con otros dos chicos espanoles (Juanjo y Gema) con los que, sorprendentemente, coincidimos en muchos gustos. Cenamos juntos en Sapa, una ciudad turistica para los estandares vietnamitas donde los representantes de las etnias de las montanas estan mas 'domesticados' y te acosan con sus mercancias todo el rato. Suelen ser ninas de muy corta edad por lo que rechazar sus ofrecimientos constituye a veces una prueba dura de frialdad.

Esta manana nos esperaba una caminata de cerca de 5 horas por los valles y montanas de la region. La lluvia incesante de la noche habia dejado el sendero bastante impracticable. Esta zona del pais es de por si humedo y exhuberante y miles de arrozales dispuestos en interminables escalones en las laderas decoran un lugar que sino fuera por las duras condiciones geograficas seria idilico. Nos hemos llenado las botas de barro hasta los tobillos, hemos atravesado puentes colgantes, hemos masticado arroz aun sin madurar recogido directamente de los arrozales, hemos visto (y guardado una muestra) de una planta de marihuana de las muchas que crecen silvestres por los contornos. Tras una pausa para comer en una 'casa' de bambu en el poblado de Lin Chao hemos continuado con el guia hasta el siguiente pueblo donde se celebraba un concurso de cantos. En la palza del pueblo cientos de integrantes de las etnias Black H'mong, Red Dao o Zai miraban absortos como una coral de ninos cantaba tradicionales tonadas de cosecha o de fiesta. Eramso apenas media docena los blancos alli presentes, llenos de barro, empapados en sudo y cansados de la caminata pero satisfechos de haber visto semejante espactaculo, la bbelza de los paisajes y la diversidad de un mundo irremediablemente abocado a desaparecer.

Ahora esperamos coger el tren que nos lleve de nuevo a Hanoi. Continuaremos alli nuestra aventura.